Relatos cortos...

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Relatos cortos

lunes, 27 de junio de 2011



Un viaje insólito al pasado

Como si el tiempo hubiese retrocedido muchos años atrás.
Interna, en los viejos vagones de madera de caoba, sentada y observando desde la ventana. Se ve transcurrir por la región Baja Sajonia, Alemania, se percibe como atravesamos las Sierras de Harz.
El tramo más impactante por su paisaje, es el que asciende el monte Brocken, la montaña más alta de la Sierras de Harz.
Esta máquina a vapor es una de las que aún circulan por el mundo.
Un viaje turístico debido al inmejorable paisaje y a las pintorescas paradas. Fue un viaje a lo insólito al pasado.





En el resplandor de un atardecer.
Apenas retorna el día, el sol palidecía para atardecer.
Una muchacha sentase en un banco del parque, un sitio que alberga silencio y armonía bajo los árboles, los cuales  contienen el aliento sobre su cabeza para escuchar su lamento.
A solas lee su carta,  de aquel amor lejano de su infancia; que por circunstancias de la vida reencontraron sus caminos un día.
Fiel a su amor platónico, lee entusiasta esa carta de amor, le devuelve en nostalgia,  de ímpetu por su reencuentro en una tarde dorada.
Allí en armonía recuerda ¡aquel amor tan bonito!, que de sueños y suspiros lleno su vida un día. En una infancia de cambios, la nostalgia,  le invade al traer a su memoria lo de un amor que pudo ser más que platónico.
¡Su recuerdo perdurara para siempre!...  
Como el esplendor en la hierba, de las flores  y los árboles…        
Lo que pudo ser,  en el resplandor de un dorado atardecer.



Anochece y estoy llorando

El solo tenía veintiséis años, yo tan solo veintitrés.
Su pelo moreno y sus ojos claros, su mirada se iluminaba con ardiente pasión.
¡Despuntaba la manera en que me miraba!  
Como guardia municipal, atento a mis movimientos a cada paso que daba, cada instante.

Invadió mi espacio, para pedirme un instante  de mi tiempo.
Deje de ver las telas, que había comprado en la tienda.

Le preste toda mi atención.
Las atentas manos impulsaron a sus dedos, cogiendo las mías.
Sus manos, apretando con dulzura, me susurro un…
- ¡te quiero!

Él se marchó esa noche entre la multitud para nunca volver, yo me quede sola y triste…
¡Ya no lo he vuelto a ver!...
¡Y ahora estoy  llorando por él!





Quizás fue un capricho

Lunes, seis, de septiembre, del dos mil diez, a las ocho treinta de la mañana.

La llamada esclavizo mis sentidos, de forma que me alce temblorosa, recelosa de no estar en condiciones para la ocasión.
Mire mis zapatos, limpios. Ojee, mi vestido sin arrugas.  Los cabellos enlazados y entrecruzados formando en un recogido distinguido.

Con la experiencia laboral acumulada, estaba a la altura.

Quizás, fue un capricho ser seleccionada entre tantas personas, ¡fue un éxito grandioso, colosal!

Él se quedó admirado por mi currículum Vitae y yo feliz de lo bien que fue la entrevista.
¡Gracias Dios mío,  que tengo salud y un buen trabajo!



COGER ALIENTO

¡La rutina cansa, desola  y  entristece la vida!.

Volver a la rutina diaria, ¡uff…!
Cogeré aire profundamente, para seguir el curso normal de la vida, lentamente lo expulsare y veré las cosas de otra manera.

Ahora observo la vida, como caminan deprisa a sus tareas la gente, estresadas, algunas desesperadas.
 ¿Por qué angustiarse o estresarse, para qué sirve?....
 ¡Para nada!...
Tomate tu tiempo y disfruta de los momentos cotidianos y de tus seres queridos, de estar sana…  ¡DE VIVIR!...

¡Doy gracias a Dios por mi vida!, por la vida de los seres queridos, por tomarme las cosas poco apoco, saboreando lo que tengo, lo que doy, lo que recibo,  lo que dejo y lo que he aprendido.

Estamos de paso…  es importante que lo recordemos…
¡No, no lo olviden!


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