La rosa del desierto
Iluminada con cálidos destellos, alquimia en la alborada. Reflejos de quietud en sus ojos desvelan juventud indomable. Velos de tenues coloridos, danzan al compás del cuerpo desnudo que refugian.
Como la danza de las abejas sobre las flores, con urdimbre para colectar la dulce miel del néctar de las flores.
Ella baila la danza de los siete velos, para conquistar la luz, la poesía.
Nunca fue nombrada, nunca admirada, hoy duerme y descansa ¡en forma de rosa de piedra!, es por lo que la llamaban “Rosa del desierto o Isis”
¡Hay flores que nacen en las arenas del desierto, sin ser admiradas, ni mencionadas! Como el caso de la rosa del desierto. Constituida de un conjunto de formas lenticulares entrecruzadas, que muchas veces asemejan a una rosa, en este caso pétrea y de tacto áspero. Pero no por ello deja de ser…
¡La admirable rosa la del desierto!
Elena Peyrolón M.