Morir de amor, los amantes de Teruel
Duerme perpetua en un lecho de pétalos de rosas y flores silvestres, en torno manzanos, campos de girasoles y zanahorias.
Dulces canticos tintinan en el medio del paisaje, emanan del ruiseñor.
Su amante dolorido por su perdida, por lo cual se quita la vida, el pueblo de Teruel lo encuentra a su lado, a ella con un frasquito pequeño en la mano, es el veneno que se tomo después del sueño eterno, de su letargo, no sin antes producirle un dolor intenso de barriga .
Según cuentan los ciudadanos de Teruel, fue al entierro de su amado sin ser vista y antes de él ser enterrado se acercó a posarle un beso en los labios, el último pues quedó desmayada y luego muerta sobre el.
Esquivo la vida, en su juventud, lleno de sospecha e incertidumbre, morir por amor.
Así es el amor, dulce, apasionado, hasta morir de amor.
Hoy descansan en urnas de cristal y en sus hermosos y rasgos juveniles se enlaza a través de los dedos de las estatuas lapidarias que los recuerdan.