Pobre viejo diablo
Es lo que anhela no ser, se odia aunque intenta demostrar lo contrario.
Desprecia a los seres que aman, ignorando la capacidad de amar.
Gimoteanté, disfrazándoselo al mundo.
Ve pasar la vida delante de sus narices, y la desprecia, la ignora.
Germina en la llanura del desconcierto y ni se lo imagina.
Burlón de la humildad; desgarra almas sin piedad y sin deseo alguno.
Habita en un mundo ficticio engendrado por él, en el qué se autodestruye y sepulta poco a poco sin saberlo.
¡Pobre vejo diablo, solo y amargado!
Le damos pena sin él saber…
¡Qué más pena nos da él por su soberbia!...
¡Pobre viejo diablo, pobre desgraciado!
Elena Peyrolón Moneva
10/08/2012
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