LA CASITA DE MI MADRE, ENTRE PINOS
Las vacaciones se conforman de manera sublime en mí.
Cuando me levante salí al jardín, para ver corretear a la ardilla, la qué baja de los pinos a la tierra cuando no estamos.
Cual fue mi asombro, ¡hace un día gris! y entre nubes de suaves sonrojos violetas, anaranjadas acuarelas, chispean reflejos de sol; entre ellas, vaporoso se levanta un arcoíris.
Llovió esta noche pasada, lo percibo igual que como de niña.
-¡Me encanta el olor a tierra mojada!
Me llama mi hermana, para desayunar.
La mesa esta preparada, pero la tostadora del pan nos ha quemado las rebanadas, ¡qué maquina esta!
- Me pondré un vestido, el azul y amarillo.
Dije a mi familia mientras me untaba la tostada de mantequilla y mermelada.
-¡Vaya estropicio! …
Se me ha derramo toda la leche por el mantel mientras hablaba.
-Nada, ¡lo limpiara la lavadora!
Musito mi madre y mi hermana una sonrisa.
Elena Peyrolón Moneva